lunes, 4 de abril de 2016

EL CAMINO 
Llegábamos a la hermosa ciudad de Santiago y despuntaba el alba a medida que nos acercábamos a este corazón de luz. Nos adentramos en sus empedradas cales hasta que se apareció ante nosotros, como divina, la sagrada Praza do Obradoiro, y ahí parada, con la mirada perdida ante esta imagen privilegiada, vi llegar a los peregrinos... De repente, era yo testigo espontáneo de un final, o tal vez de un comienzo de una nueva vida, tras un camino arduo, tras "el camino" diría, donde se encuentran las almas que buscan, que agradecen. que conectan... y que encuentran...
y hoy, yo vi, el encuentro, la meta alcanzada, las lágrimas del logro, los abrazos de la emoción... Ya no importaban los pies doloridos, las rodillas temblorosas, el viento y la lluvia sobre el rostro... o el sol abrasador... no importaba el frío helador de la mañana, el descubrimiento de mi propio miedo y mi propia sombra... tan solo...  el sueño cumplido...