martes, 7 de febrero de 2017

A MIS HIJOS… QUE ME MOSTRARON EL CAMINO…


Perdí el sueño y la cintura,
La paciencia, y los papeles…
hasta el habla, y la cordura…
Los nervios, y los laureles…

Perdí todo el glamour…
Y la razón, que no llevaba…
mis vestidos, y mi look…
mi zona de confort?… olvidada…

Perdí trabajos, y amigos,
Y casi, hasta un amante…
mi parche del ojo, mi pata de palo…
Mi sombrero, y mis guantes…

También perdí el egoísmo, el orgullo, y la ceguera…
La venda que cubría mis ojos… no impedía que lo viera…

Gané ojeras y pelo recogido…
risas y llantos, a partes iguales,
jamás un día aburrido,
dibujos por todas partes…

Gané sobresaltos, emociones y lamentos…
Y el título de “mamá”, sin ni siquiera estudiar…
Ser experta en cualquier invento…
Y creer en el “Ángel” que los ha de guardar…

Gritos a media noche,
dedos en las paredes,
cuentos a troche y moche,
toda clase de suertes…

Y también gané, sin buscar nada…
la ternura de su mirada…
de sus manos, de su pelo…
de su rostro… de su cielo…

Gané alma, corazón y vida…
Y el AMOR de su tesoro…  
que descubrí… confundida…
escondían en sus ojos…
               

Paloma Fernández