lunes, 31 de agosto de 2015

CIERRA   LOS   OÍDOS

Un anciano y un niño viajaban con un burro. Caminaban junto al asno cuando pasaron por un pueblo. Un grupo de niños se rió: “¡Qué tontos! Tienen un burro y van andando. Al menos el viejo podría montar”.
El anciano se subió al burro y siguieron. Al pasar otro pueblo, algunos se indignaron al ver al viejo sobre el burro y dijeron: “Parece mentira. El viejo cómodamente sentado y el pobre niño caminando”. Viejo y niño intercambiaron puestos. Y en la siguiente aldea la gente comentó: “¡Es intolerable! El chico sentado y el anciano andando”. Ambos se subieron al burro. Poco después un grupo de campesinos les vieron y dijeron: “¡Es vergonzoso! Vais a reventar al animal”.
El viejo y el niño determinaron cargar el burro sobre sus hombros. Entonces la gente se mofaba: “¡Qué bobos! Tienen un burro y en lugar de montarlo, lo llevan a cuestas”.

De repente, el burro se desplomó por un barranco, hallando la muerte. El viejo instruyó al muchacho: “Querido mío, si escuchas las opiniones de los demás y les haces caso, acabarás más muerto que este burro. ¿Sabes qué te digo? Cierra tus oídos a la opinión ajena. Que lo que los demás dicen te sea indiferente. Escucha solo la voz de tu corazón. 

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