martes, 1 de septiembre de 2015

MOSTRAR APRECIO

Lo contrario del amor no es el odio. Lo contrario del amor es la indiferencia”. Esta frase del escritor Elie Wiesel puede aplicarse a todo tipo de relaciones. Si uno no siente más que indiferencia hacia el otro, prescinde de él. La consideración hacia el otro se demuestra en una actitud de respeto y aprecio. Son dos maneras de ver.
“Respeto” viene de respicere, mirar al otro una vez más. A veces en la vida cotidiana me cruzo con el otro sin prestarle atención, me detengo, le miro otra vez y me fijo en él de nuevo. El respeto significa también tener consideración, dirigir nuevamente la mirada a él y contemplarle. No me cruzo con él como si no le viera. Doy media vuelta y le miro.
El verbo alemán anisen, “mirar”, tiene un significado muy profundo. Mirar a uno es mostrarle consideración y estima. Al mirarle le manifiesto mi aprecio. Valoro sus cualidades, su dignidad, su irrepetible individualidad. Pero este aprecio no debe mostrarse solo con miradas. El otro necesita mis palabras agradables que le hagan creer en sus valores.

Lo contrario de la belleza no es la fealdad, es la indiferencia. Lo contrario de la fe no es herejía, es la indiferencia. Y lo contrario de la vida no es la muerte, sino la indiferencia entre la vida y la muerte. 

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